La primavera

Desde lo lento, y más aún,
y más adentro, vino, qué estúpida
ante ese muchacho fotogénico,
un poco forzada su belleza, bello.
Algo irreal tintineaba por dentro,
no es motivo de alarma, cariño, la dulce
tez y los sabrosos ojos.
No me siento más necesitada que tú,
como tú, y cuando te tengo
en el centro del cuerpo
se evapora, oh muchacho encantado,
y si no lo impido, te evaporas tú,
y no me sienta este tono en el vestido
decentemente con esa luz.