La casa
Verán libros amontonados y sin orden.
Muy leídas, las novelas de Joaquín Belda
asustarán a alguno. No hallarán diario
ni sublimes escritos con intimidades.
No hay cuadros en el cuarto. No hay otra ilusión
más allá de un bolígrafo que aún escriba,
un sobre, un sello... Y cuando busquen cartas
verán sólo viejos recortes de periódico.
Los cuadernos que me regalaronen Málaga.
Pésimas fotografías de familia. Once
versos causales de un soneto inexistente.
Y un racimo de razones para el olvido.
Cuando abandone la casa el último día
poca vida más encontrarán en ella.