Alcântara
Polillas en la madrugada,
los tranvías regresan al hangar
de los sueños perdidos. Luz metálica,
herrajes lánguidos, lagartos,
felicidad de grasas tan antiguas
como los versos sincopados.
.
Te llevé un día a verlo, los dos juntos
de la mano; silencio entre cegueras.
.
Abierta fruta al mediodía,
la cochera recuerda una vitrina
de dioses, biblioteca de espasmos,
pinchados coleópteros azules,
reino libre de túneles e insultos,
reino apátrida, lejos de los tábanos.
.
Mi camino cruzaba siempre
por delante: su puerta, mi ventana.
.
Enigmático dial, destino, cauce,
paciente don de un trazo paralelo.
No es cierto que alcances donde dices,
Vía Muerta.