Pintura / 1
La muchacha de ojos claros busca
encender el candil frente a las sombras.
Presiente ya el desorden de la noche
en la pereza de la luz gastada.
Toma la vela con la mano izquierda
y dirige la llama hacia la mecha.
Un arco con arenas parpadea
y destierra lo oscuro a los rincones.
Recupera la aguja, su dedal
y los trapos que arrumba en el regazo
para zurcir los antiguos remiendos.
El canto de los pájaros se ahoga
tras la ventana abierta hacia el verano.
Aunque llegara, no hablaría el tiempo.